miércoles, 5 de noviembre de 2014



Decía alguna vez, que me gustan las letras. Si tuviese la oportunidad de rebobinar mi tiempo, lo situaría en aquel feliz mes de septiembre de 1975, y digo feliz, porque recogí mi libro de notas, y comprobé que la ristra de suspensos, con los que me había obsequiado en el mes de Junio, estaban todos superados. Digo que lo situaría en aquel feliz septiembre, para seguramente, dedicar mis esfuerzos a lo que realmente me haría más feliz. Siempre me hechizaron los escritor@s, a lo mejor, porque tengo una visión desvirtuada de ellos, los asocio, a una vida desordenada, bohemia, impenitente, rebelde, nocturna, y con un cierto halo de transgresión. 
La realidad es que no soy escritor, ni siquiera un contador de vivencias, solo soy un hombre que se levanta cada mañana, a tratar de ser feliz con las pequeñas cosas, a aportar mi granito de arena para hacer felices a aquellos que están a mi lado, a cumplir con mi trabajo, tratando de dar la máxima rentabilidad a mi empresa, aunque a veces, esto, choca directamente con mis convicciones, a estar con mis amigos, que hay que cuidarlos mucho, pues escasean….., en definitiva, a vivir el día a día buscando ser, por lo menos, moderadamente feliz. Hasta que vuelve la noche , y me convierto en lo que yo quería ser, bohemio, rebelde, impenitente, nocturno y transgresor. Sé que solo es un sueño, y aunque desde hace unos años, cada día que vivo es un regalo para mí, me gustaría estar soñando siempre, porque al final, la vida, la veremos como un gran sueño.....

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