viernes, 20 de marzo de 2020

No sabía lo que tenía hasta que lo perdí.

Podía ir regalando sonrisas, abrazos, besos, decir buenos días o buenas noches, compartir un vino con los amigos, una comida con mis hijos, un viaje con mis hermanos, y tantas y tantas cosas que antes tenía la posibilidad de hacer, y que ahora, de repente, lo perdí.

Estoy seguro que despertaremos de este mal sueño, y recordaremos nuestro encierro y todo lo que nos faltó. Ojalá que, nuestra vida, cuando la recuperemos, sea una sucesión de abrazos, de vinos compartidos, de viajes realizados, de comidas familiares, de recuperar un simple saludo de buenos días. La vida es muy breve, y acabamos de comprobar que puede ser aún más.

Por esto, yo, prometo:

Regalar abrazos de sonrisas,

Regalar abrazos de amistad,

Regalar abrazos de vida,

Regalar abrazos de alegría,


Y de paso, pedirte, pediros, que cuando me veáis, solamente, me regaléis una sonrisa. Así sabré, que me habéis echado de menos, como yo, os he echado de menos a vosotros.
Hasta pronto.