OTOÑO:
Caída de hojas, días grises, anochecer a media tarde,
melancolía por el verano que ya pasó, ánimo más bien bajo, el otoño es
una estación de recuerdos y de miedos.De recuerdos, porque un año más se
acerca a su fin y mi mente me lleva a recordar todo lo andado, y de
miedos, por aquello de que no sé lo que va a deparar el próximo año.
INVIERNO:
Caerá
la lluvia anunciando la entrada del duro invierno, el frío se instalará
en nuestras vidas durante meses; los días, a veces, parecerán solo
noches, el Sol se esconderá durante semanas, es lo duro del año, es una
estación que choca frontalmente con mi forma de ser y que a veces, me
llega a vencer sumiéndome en periodos difíciles.
PRIMAVERA:
Aparecerá
la primavera, nos devolverá la esperanza, los días se tornan alegres,
los ánimos se disparan, y la testosterona sube. Se ve la vida con más
optimismo y uno parece rejuvenecer. Es mi estación favorita, y el
próximo año más.....quizás, sea el fin.....bueno, no lo diré. Esperaré
cauto, pero deseo que la próxima primavera no se haga de rogar.
VERANO:
El
Sol calienta más con su luz, los días se hacen más largos, el aire es
distinto y todo invita a salir a la calle ,nuestras energías se activan y
nos sentimos más alegres y comunicativos; Reímos, y puede surgir en
nuestro interior un sentimiento incluso de solidaridad con los demás. La
pasión se enciende como por arte de magia y las relaciones humanas se
intensifican. Es la estación estrella. El sol influye en mí como
vitaminas reparadoras y disfruto uno a uno los minutos del verano, por
eso ahora que acaba de llegar a su fin, ya lo añoro.
Es increíble
como las cuatro estaciones influyen en nuestro ánimo y en nuestra forma
de ser, por eso, le pido a esta estación que comienza y a las que
seguro que vendrán, que sean benignas con todos nosotros y que permitan
que seamos, por lo menos, moderadamente felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario