miércoles, 6 de enero de 2010

Represalia e Desagravio dun médico lucense republicano



A continuación reproduzco reportaje aparecido hoy día 6 de Enero de 2010, en el Progreso, diario local de Lugo.

REPORTAJE
Vida y muerte de un republicano
Etiquetas: O Incio, Manuel Díaz González, Partido Republicano Galego, Izquierda Republicana, reportaje
A. Casanova (Sarria).
Un buen día de 1986, el médico e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México José Luis Díaz Gómez encontró en la casa de sus antepasados, en San Xoán de Sirgueiros (O Incio), una nota que marcaría su destino. El escueto documento decía: «El 11 de septiembre de 1936 me mataron a Manolo los fascistas, de Laiosa a O Incio». Su autor era Juan Díaz Mendoza, Papá Juanito, abuelo de José Luis Díaz y patriarca de la casa O Castelo de Sirgueiros, quien mostraba así su dolor por la muerte de su primogénito. La víctima no era otra que el republicano Manuel Díaz González, conocido como ‘O pequeniño do Incio’ y ‘O médico dos pobres’, quien también fue alcalde de este municipio y diputado provincial.

Aquel viejo manuscrito fue el estímulo decisivo para la elaboración de un amplio trabajo de investigación sobre la vida y la muerte de Manuel Díaz cuyo resultado se recoge en el libro ‘Sementeira e memoria. Represalia e desagravio dun médico lucense republicano’, que acaba de ver la luz dentro de la serie Documentos de Edicións do Castro.

En esta obra, José Luis Díaz desglosa la figura de su tío Manolo, nacido en O Incio en 1886, fallecido violentamente en la carretera de Laiosa a A Cruz tras ser ‘paseado’ atado a un caballo, y enterrado en una improvisada fosa próxima al cementerio municipal.

Estudios
Manuel Díaz era un hombre con la estatura de un niño, consecuencia de una meningitis que sufrió a corta edad. Su constitución física le valió el apodo de ‘O pequeniño de O Incio’, pero también se ganó el sobrenombre de ‘O médico dos pobres’, aquel que no cobraba por sus servicios a los más necesitados. Cursó sus estudios de Medicina en Santiago entre 1906 y 1914, época en que la facultad compostelana vivía «un momento esplendoroso», según explica el autor del libro.

En la vida universitaria se fraguó su posición política y conoció a personalidades como Alfonso Rodríguez Castelao, con quien «curiosamente compartía fecha de nacimiento» y con quien formó parte de la estudiantina tocando una pequeña arpa que todavía se
conserva en la casa familiar.

En este municipio comenzó a ejercer como médico —tras pasar por La Bañeza— en 1929, ya casado con Regina Carnero Pardo, vecina de Freituxe. De nuevo la enfermedad hizo fatal aparición en su vida y se llevó muy joven a la esposa de Manuel Díaz, quien años más tarde contraería matrimonio, «a petición de la familia política», con su cuñada, Luz Carnero.

Según apunta José Luis Díaz, en el ejercicio de la medicina su tío Manolo cosechó fama entre sus vecinos de hombre «compasivo, eficiente y competente».Preocupado por la higiene y la prevención de enfermedades, destacó también por la investigación sobre
el bocio endémico en esa zona, estudios que serían citados en 1921 por Gregorio Marañón, pionero de la endocrinología en España.

Alcalde
Al margen de su actividad como médico, Manuel Díaz fue nombrado también diputado provincial y ostentó la alcaldía de O Incio durante un breve período, entre febrero y noviembre de 1924, cuando el delegado del gobernador le destituyó «con la excusa» de no
figurar empadronado.

Amigo, entre otros, del doctor lucense Rafael de Vega Barrera y del también diputado de O Incio Ricardo Gasset, Manuel Díaz militó en el Partido Republicano Galego fundado por Casares Quiroga y en Izquierda Republicana.

Persecución
Con el levantamiento militar de 1936, la familia Díaz González fue «ferozmente perseguida», particularmente Manuel y su hermano José, también destacado militante de la República, profesor y ex alcalde de O Incio. De hecho, su esposa, quien ejercía igualmente como maestra en este municipio, fue obligada a pasear por la capitalidad rapada al cero, según recoge el libro.

Entre los represaliados se cuentan también el concejal de Sarria Pedro García Arcas y el industrial Victoriano Cabarcos López, a cuyo funeral asistió en junio de 1936 Manuel Díaz, desconocedor de la suerte que correría poco después.

Tras un tiempo refugiado en casa de su hermana María en A Penela (Monforte), una denuncia anónima posibilitó su arresto y el de su hermano José, conducidos a prisión. Se cuenta que Manolo intentó huir vestido de mujer o de monja y que hubo un simulacro
de fusilamiento que le permitió escapar y esconderse en el domicilio del farmacéutico de Sarria Antonio Peña, en Xulián (Bóveda).

José Luis Díaz narra cómo «la cuadrilla de falangistas» irrumpió en la vivienda y arrestó al médico, atándole las manos con una soga a la cola de un caballo, que le arrastraría desde Xulián hacia Laiosa. Allí fue visto por su hermana Lola, que regresaba en autobús después de buscarlo y gritó enloquecida: «Mátenme a min e non a este santo». El crimen se produjo poco después en la Casilla da Serra, en la antigua carretera de Laiosa a O Incio, donde sonaron los disparos que acabaron con su vida.

Su cuerpo fue recogido por uno de sus sobrinos, quien con sólo 17 años tuvo el difícil papel de darle sepultura. Otro de sus sobrinos, José Luis Díaz, lucha ahora por recuperar sus restos y por dar reconocimiento al médico de O Incio con la publicación de su historia.

06/01/2010


Hasta aquí el reportaje de una historia que me la contó tantas veces mi padre, Guillermo Díaz López. Mi padre era el sobrino de 17 años que recogió el cadáver de Manuel Díaz ( mi tío abuelo), y les puedo asegurar que no lo olvidó en toda su intensa vida. La familia no quiere juzgar este hecho, que por cierto, estaríamos en todo nuestro derecho, solo queremos homenajear y enterrar dignamente a un hombre, que por encima de todo, era un hombre bueno.

Apertas desde mi tierra galega

3 comentarios:

maca dijo...

muchas veces papa me conto lo que paso con el tio manolo,pero creo recordar que a papa y a su padre también les cortaron el pelo haciendoles como un surco en la cabeza y los pasearon por el pueblo,de la abuela yo nunca oí nada, que gente mas mala,espero que la conciencia les remordiese toda su vida,Intentare hacerme con el libro,para que mis hijos se lo transmitan alos suyos,asi nunca dejaremos morir al tio manolo.Besos

inacha dijo...

¿no es penoso que en España se haya juzgado a Pinochet, y no hubiese ningún juicio contra los crímenes de lesa humanidad que se cometieron aquí? En Alemania todavía se persigue a los nazis.
Aquí los agraviados tuvimos que perdonar, olvidar y renunciar la memoria de los nuestros ¿no es un precio muy grande?
Cómo recuerdo a tu padre Guillermo un hombre BUENO, lo ví unas cuantas veces en su oficina de cáritas, trabajando por los desheredados. Ojalá él y sus hermanos, desde donde estén, puedan ver cumplido su deseo de que el tio Manolo tenga el reconocimiento que se merece.

iago dijo...

Algún día, espero que no muy lejano, todos estos desgraciados tendrán que pagar por lo que han hecho. No es justo pedir que olvidemos y perdonemos tales barbaries, hay que ir a muerte contra esta gente para que no se vuelva a repetir la historia, porque cuando olvidamos de donde venimos y como hemos llegado hasta aquí, volvemos a cometer los mismos errores.

No te preocupes que estoy seguro que tus ojos verán estas injusticias "saldadas".