sábado, 18 de abril de 2015


FIN DE ETAPA:

Una etapa más de mi vida, llega a su fin. Esta vez es mi etapa laboral retribuida. Después de casi cuarenta años de vida laboral, mi actual empresa me ofrece la prejubilación. La he aceptado. El próximo 31, será mi último día de trabajo remunerado. Estoy en un momento, sin duda, confuso. No le tengo miedo al pasado, ni al presente, ni al futuro. Sólo me inunda la incertidumbre de comenzar una etapa en mi vida, en la que van a cambiar tantas cosas. Por primera vez, llegaré al Domingo noche, y sabré, que el Lunes, no tendré que ponerme mi ropa de trabajo, ni tendré que afeitarme por obligación, ni lucir la mejor de mis sonrisas, ni siquiera, recordar las innumerables claves que he memorizado. Es reiniciar una vida, a los cincuenta y ocho, resetear mi disco duro, y comenzar otra vez. Esto, no es nuevo para mí, he reseteado tantas veces, que una más no será un problema. La confusión nace, quizás, de los recuerdos. De la satisfacción del trabajo realizado, de la lucha diaria por conseguir cotas, del compañerismo, de la amistad, de lo intangible del día a día. Porque sé que lo voy a echar de menos. Dije, hasta la saciedad, que la opinión que tengan de mí, los que nunca se equivocan, me importa NADA, sólo me importa y MUCHO, dejar un buen recuerdo, allí en donde tuve que estar, y que, cuando algún compañero, se acuerde de mí, una sonrisa inunde su rostro. sería señal inequívoca de que he triunfado en mi vida laboral.
 He sido, muy exigente con aquellos que tenían la misión de dirigirme, y he tratado de ser condescendiente con aquellos a los que he dirigido, filosofía que defenderé toda mi vida, aunque por ello, he sido vapuleado más de una vez. Visto desde la perspectiva actual, no me arrepiento de nada, será orgullo o soberbia, no lo sé….pero no me arrepiento de mi posición, ante lo que deben ser unas relaciones laborales justas y equitativas.
 He tenido la inmensa suerte de trabajar en tres empresas, siempre mejorando, sin conocer nunca la cola del paro, lo que actualmente, es ciencia ficción. He tenido la inmensa fortuna de desarrollar mi trabajo en puestos que jamás pude soñar, y además, sin la preparación teórica que se suponía. Sólo puedo dar las gracias a aquellos que confiaron en mí, y que me permitieron trabajar en una de las mejores empresas de este país. 
 De momento, disfrutaré de unos meses sabáticos, haciendo lo que me apetezca en cada instante, sin obligaciones, pero sin momentos muertos. Saborearé la lectura de un libro, el relax que me produce la escritura ( sólo para mí, porque me falta la calidad necesaria, para que otros lo lean),  el placer infinito de una sauna, después de una mañana de gimnasio, la preparación de una sencilla y sana comida( no doy para más), mientras escucho las inigualables baladas de mi admirado Sabina, la satisfacción de un buen paseo con mi alegre y jovial Xana. Disfrutaré de mi familia y de mis hijos todo lo que pueda, a pesar, de lo difícil que lo tienen en este país de mentiras, de corruptos, y de ladrones. Disfrutaré de mi pareja, que se merece todo, por soportarme y quererme en momentos muy difíciles para mí. Y disfrutaré de mis amigos, que los tengo, buenos e incondicionales.
 Sólo pido, para esta nueva etapa, SALUD, de lo demás, me encargo yo. 
 Un saludo a todos.



CUMPLEAÑOS. 6.3.2015:

Hace cincuenta y ocho años, mi madre, recién cumplidos los treinta y tres, estaba a punto de dar a luz, a su sexto hijo. Y aún vendrían cinco más !! . Nací en el seno de una familia increíble y atípica, me explico, soy el sexto de once hermanos, seis hombres y cinco mujeres, de ahí el calificativo de atípica, lo que unido a mis padres, a mi abuelo materno, a la señora Carmen, que ayudaba a mi madre a cuidarnos, y al gato…se convertía en una familia increíble, de las que no existían, por lo menos yo, no sé de otra familia así en mi ciudad. Realmente mi infancia también fue increíble y atípica, la infancia más feliz que pueda existir…vivíamos en la calle, no había peligros que acecharan, no teníamos nada, solo una pelota, y hacíamos deporte todo el día, no necesitábamos nada más, teníamos lo principal, una familia fantástica que nos cuidaba, nos mimaba, nos educaba, y nos daba lo más importante que puede tener un niño, que no es otra cosa que un hogar feliz, con poco en lo material, pero con mucho en lo espiritual. Mañana, cincuenta y ocho años después , mi padre ya no está, y mi madre ha cumplido noventa y un años. La cuidamos como a una reina. Ni viviendo cien vidas , podría parecerme a mis padres. Un orgullo de familia.