lunes, 12 de mayo de 2014



EL HOMBRE DESACTUALIZADO.

Sin lugar a dudas estoy sufriendo un gran cambio. Un cambio, creo que, incluso más acusado de lo que creía. No me refiero a mi cambio físico, que también, los cincuenta y siete, empiezan a pesar. Nunca me había parado a pensar lo lejos que estoy del mundo real. Pensé que por el simple hecho  de tener un perfil en LinkedIn, en Facebook y Twitter, era un hombre que va con los tiempos. No debe ser así, parece ser que  estoy desactualizado, lo cual, creo que quiere decir, que no estoy al tanto de los cambios o avances, en lo relacionado con mi trabajo. Es decir, mi empresa me paga, porque soy un buen hombre, aunque no tenga ni remota idea de lo que tengo que hacer en mi actividad diaria laboral. Es lo que tiene mi empresa, es una especie de ONG, que protege y mima a sus empleados, aunque estos, se queden en la prehistoria . 
Como me  siento, sabiendo que soy un hombre desactualizado?, pues mal, porque a lo mejor tiene razón el ser superior. Ahora que lo pienso, soy un fiel seguidor de los Hermanos Marx, de Cantinflas, del Gordo y el Flaco, me gusta leer las aventuras de Tintín, El Jabato y el Capitán Trueno, y me encanta la música de los Beatles, aunque siempre pensé que éstos eran atemporales. Menos mal, que en mi aspecto exterior, me fui actualizando, y ya no llevo mis pantalones de campana, o mis camisas de cuellos enormes, y mira que me gustaba vestir así.
 Es curioso y sorprendente lo listos que son algunos, yo los admiro, te chequean en dos minutos, y te definen en uno. Te diseccionan , te realizan una autopsia, y te dan los resultados en menos de lo que canta un gallo. Eso debe venir en los genes, es un don, no se puede estudiar en ninguna carrera, o por lo menos yo no lo conozco. Pero a mí no me gustaría tener ese don, estudiar y definir a un semejante y compañero, es cuando menos una pedantería, y sin conocerlo, es una temeridad, que puede tener resultados muy negativos para el diseccionado.
  Me gusta el título, "El hombre desactualizado", me reafirma en mis convicciones, esas que a veces, muchas veces, chocan frontalmente con mis obligaciones laborales, esas que me permiten seguir de pie, en un mundo en donde se vive de rodillas, esas que hacen que me pueda levantar cada mañana para cumplir con mis obligaciones. Por eso me gusta ser el hombre desactualizado, y ojalá lo sea mucho tiempo, eso significará que estoy vivo, y que no he sido abducido por un sistema que come lo más importante y vital de una persona, que no es ni más ni menos, que su dignidad.